22 Oct
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La creencia tradicional de que el estricto cumplimiento de normas disciplinarias es directamente proporcional a la mejora de los aprendizajes es una idea profundamente arraigada en la cultura escolar. Históricamente, se ha asumido que un entorno de silencio, orden y obediencia incondicional es el requisito fundamental para que la enseñanza se produzca. Sin embargo, los modelos educativos que buscan la profundidad y la autonomía, como el Modelo de Cambio Profundo (MCP), desafían esta premisa, demostrando que la disciplina estricta basada en el control puede ser un obstáculo para la motivación y el pensamiento crítico.

El Mito del Silencio como Aprendizaje

La escuela tradicional equipara la disciplina con la pasividad. El foco está en la eliminación de la distracción, lo que se traduce en:

  • Silencio y Pasividad: Un aula disciplinada es, a menudo, un aula donde los estudiantes están callados, sentados en filas y esperando recibir información. Este entorno favorece la memorización y la transmisión unidireccional, pero inhibe la colaboración, el debate, la experimentación ruidosa y el pensamiento crítico –todos ellos, motores del aprendizaje significativo.
  • Control vs. Autonomía: Las normas impuestas externamente buscan la obediencia. Esto es diametralmente opuesto a la meta de formar estudiantes autónomos y gestores de su propio proceso. Si el estudiante solo actúa correctamente por temor a la sanción, no está desarrollando la auto-regulación ni el criterio ético para tomar decisiones responsables por sí mismo.

En el MCP, la reflexión es fundamental. Las normas basadas en el control dificultan que el estudiante desarrolle la capacidad de reflexionar sobre sus erroresproponer cómo aplicarlo.

La Verdad: La Disciplina es un Resultado, No una Causa

El aprendizaje se optimiza no por el control externo, sino por el compromiso interno. Lo que realmente mejora los aprendizajes es la pertinencia y el propósito.

  1. Disciplina Basada en el Propósito: Cuando los estudiantes están inmersos en un proyecto relevante para su vida y su comunidad, la necesidad de reglas externas disminuye drásticamente. El foco en el Logro genera una motivación intrínseca que impulsa la autogestión y la gestión del tiempo. La "disciplina" no es impuesta, sino que emerge como un requisito funcional del trabajo en equipo y del proyecto.
  2. Normas de Colaboración vs. Normas de Obediencia: En un aula MCP, las normas se redefinen. Dejan de ser reglas de castigo (no hablar, no moverse) para ser acuerdos de convivencia y colaboración (escuchar activamente, retroalimentarse con respeto). El objetivo es crear un entorno seguro para la experimentación y la adaptabilidad frente a los errores.
  3. El Rol del Docente: El mentor no es un vigilante, sino un diseñador de experiencias que establece las condiciones para que la autonomía florezca. La auto-regulación del estudiante es una competencia que se aprende a través de la práctica y la reflexión constante.

La Coherencia Estructural

El verdadero conflicto no está entre el orden y el caos, sino entre la rigidez estructural y la libertad pedagógica. Un sistema que exige obediencia en cada nivel (a la currícula, al horario, al docente) inevitablemente produce estudiantes que solo saben obedecer.

Para que los estudiantes demuestren una actitud frente a los errores constructiva , el sistema debe permitirles cometerlos y reflexionar sobre ellos. La disciplina más efectiva no es la que prohíbe el ruido, sino la que garantiza el foco profundo en el proyecto de vida y en la co-construcción de conocimiento. El aprendizaje mejora cuando la energía que se gastaba en controlar a los estudiantes se invierte en empoderarlos.

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