El Modelo de Cambio Profundo (MCP) se basa en la autonomía estudiantil, la co-construcción del aprendizaje y el desarrollo de competencias clave. En este marco, el portfolio físico no es un mero archivador de tareas, sino una herramienta invaluable y personalizable que permite al estudiante tangibilizar su proceso creativo, su reflexión y su crecimiento a lo largo de los proyectos.Su importancia radica en que transforma el registro educativo de un documento administrativo a una narrativa personal y viva del viaje de aprendizaje.
El portfolio físico se concibe como un registro multifacético que va mucho más allá del producto final, centrándose en el proceso. Algunas de sus características fundamentales son:
El portfolio debe servir como un "Diario de Proyecto" personal donde se visibiliza el pensamiento en acción. Los estudiantes incluyen secciones dedicadas a la Ideación y Bocetos, con espacio para el brainstorming, mapas mentales y diagramas de flujo, sin importar cuán "loca" parezca la idea inicial. Además, incluye Evidencia de Procesos, como fotografías impresas de maquetas, prototipos iniciales o diagramas en pizarrón, demostrando la adaptabilidad y la iteración del trabajo.
Una de las secciones más importantes son las Reflexiones Diarias/Semanales. Este es un espacio para la metacognición donde los estudiantes registran qué aprendieron, las dificultades que encontraron y, crucialmente, cómo las abordaron (con o sin el mentor). Esto promueve activamente la auto-regulación y la resolución de problemas. También se recomienda incluir una reflexión sobre los Logros y Desafíos al finalizar cada hito o proyecto, evaluando qué competencias sienten que desarrollaron más.
El portfolio se convierte en un documento vivo que integra múltiples perspectivas , fortaleciendo la comunicación entre estudiante, escuela y familia.
Si se opta por un "Portfolio Temático", se utiliza una carpeta con separadores que agrupan el trabajo según competencias clave (ej. "Creatividad e Innovación" o "Resolución de Problemas"). Los estudiantes incluyen trabajos que demuestran esa habilidad junto con una reflexión escrita sobre por qué consideran que ese trabajo demuestra dicha competencia. Los mentores también pueden usar rúbricas simplificadas para marcar los niveles de logro alcanzados para 1-2 competencias clave observadas en su espacio.
Al centralizar la evidencia del proceso, la reflexión personal, el feedback de los mentores y la comunicación con el hogar, el portfolio físico se consolida como una herramienta potente que asegura que el aprendizaje es una historia completa y compartida.